viernes, 18 de febrero de 2011

Capitulo 3

Un muchacho que rondaría los veinte años, le abrió la puerta. ¿Dónde estaría Malú?
-No queremos publicidad.-dijo el muchacho con un tono poco amable.
-No vengo por eso, busco a... - vaciló un instante- Malú. ¿Vive aquí?

No cabía duda que aún vivía allí, pero la idea de que se hubiera mudado le haría menos daño que la idea de que otro estuviese con ella en su casa.

El muchacho miró a Ulises bastante extrañado. Entornó la puerta y gritó en alto aquel nombre de ensueño:
-Malú, preguntan por ti.

Un apagado <<voy>> hizo que Ulises quisiera huir. Si, era su voz. El muchacho abrió la puerta. Con sequedad dijo:
-Ya viene, un momento.

Entonces el muchacho miró a Ulises. Quién sabe que habría querido decir con esa mirada. Posteriormente se fue dentro de la casa y dejó que la perfecta silueta de Malú apareciese reflejada en los ojos de Ulises.
Malú no habló. Estaba perpleja. Toda una serie de recuerdos volvieron a su mente al ver la mirada de Ulises. Una mirada triste, con poca esperanza.

Ambos notaron la gran diferencia. No eran tan vivaces y alegre como antes. Se notaba que aquellos años no habían pasado en positivo.

Malú le miró mientras negaba con la cabeza.
-Hola, Malú. - dijo él entonces.
Malú perdió su mirada en el suelo. Sacó  fuerza y preguntó temblando:
-¿Por qué? ¿Por qué insistes? ¿Por qué me haces esto?

Su voz era apagada y muy diferente a cómo solía ser aquellos años.

Esas preguntas tenían fácil respuesta. Un simple <<porque te quiero>> hubiera bastado.
Pero Ulises no tenía palabras, tampoco a simple vista oportunidades. Se quedó en silencio.

-Por favor, no me hagas más daño... -dijo ella mientras cruzó por última vez su mirada con la de Ulises y cerró suave y lentamente la puerta.

El muchacho que antes había abierto la puerta a Ulises permanecía de pie en la cocina viendo cómo su novia rompía a llorar. El odio corrió por sus venas.

-Y bien... ¿quién era? -preguntó con cara de pocos amigos.
Malú no contestó y permaneció en silencio llorando.
-Maldita sea... ¿quién era?- insistió ansioso.
No hubo respuesta.
-¿Es él, no? ¿Aquel chico del que tanto me hablaste un día no? ¿Ese alguien que mentías al decir que olvidaste hace tiempo? ¿Es él?- grito con el odio en su mirada.
Malú no contestó.

Él cerró la puerta de la cocina y se fue a la calle.

Malú destrozada, llorando y llena de nostalgia, cogió del armario algo de alcohol e intentó ahogar sus penas en  esa botella.

Mientras, Ulises deambulaba por aquellas calles de Barcelona, que parecían estar tristes, las mismas que aquella noche no lucían igual que en aquel tiempo.

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