domingo, 3 de abril de 2011

Capitulo 7

La vida no nos da lo que pedimos a gritos la mayoría de las veces. Queremos llegar a ser felices, pero en nuestra vida afrontamos momentos como muertes de familiares, amores no correspondidos y millones de más momentos que desearíamos dejar de lado.

Ulises observaba por la ventana del salón, la noche oscura que lucía Barcelona. Aquella ciudad de atardeceres asombrosos. Ninguno de los dos se atrevió a hablar de lo que había sucedido aquella tarde. Hablaron de anécdotas del colegio quizás para no dejar que un silencio incómodo recorriera aquellas paredes de color púrpura. Unas paredes que hace años vieron a Ulises y a Malú cuándo tan sólo eran unos niños, que descubrieron nuevas sensaciones parecidas a amar.

Mientras tanto Iván seguía hablando con Marisa. A medida que avanzaba la noche aquella chica le hacía olvidar lo que había sucedido con aquellos ojos verdes que a veces, parecías poder perderte en ellos, esa boca increíblemente tentadora y ese pelo rizado que le daba un aire juvenil. Quizás había tomado alguna copa de más pero Iván empezó a acariciar el pelo de Marisa, clavó su mirada con la de la chica y cayó en la profunda tentación de besar sus labios. Lo hizo suavemente, sin ningún remordimiento y sintiendo un ardor de magia dentro de él que no sentía desde hacía mucho tiempo.

Los humanos, a veces, cometemos errores que nos pueden abrir nuevas puertas.



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